Entradito en sus 50, o
sobrepasándolos. Quizás canoso, sino estas ya calvo. Quizás atractivo (¡te has pasado!); pues interesante. ¡Vamos! Un cambio de vestuario en la sección juvenil, y también un
tinte que dismule tus canas. ¡Esa tripita
cervecera y esos kilillos necesitan un buen gimnasio! ¿Pero porque no mejor un deportivo, a ser posible descapotable? Te vuelves un adolescente con un libido algo
deteriorado en busca y captura de “la
canita al aire”, con ansias de recobrar tu perdida juventud. Este maduro inmaduro tiene ganas de
probarse a si mismo que “todavía puede”, pero a que precio. ¡Cuidadín,
cuidadín!; ¡que te saldrá el tiro por la culata! Este espejismo te puede salir muy caro, tanto que tirarás a la borda el esfuerzo y las relaciones de
muchos años.
Entradita casi en sus 50, o
quizás ya pasados, o requetepasados. Ni
una cana a la vista, de pelo me refiero, camuflada en mechas rubias. Te pones ese traje de hace algunos años que
te quedaba genial. Ni con embudo te lo
metes, pero para eso tienes la faja body remodeladora embutidora. ¡No me lo puedo creer! ¡Conseguido! ¡Estás explosiva! - nunca mejor dicho, ya que con tanta turgencia de carnes vas a explosionar.