Dentro de
dos semanas empezará en Munich la mundialmente conocida “Oktoberfest”, que este
año comienzan el 21 de septiembre y terminan el 6 de octubre. Pero con o
sin fiesta de la Cerveza, Munich es una ciudad llena de encantos, y si
aprovechamos la visita para conocer sus alrededores y extender la visita unos
días más por la Ruta Romántica, estoy segura que el viaje será inolvidable.
Septiembre
es buena época para visitar esta ciudad, pero mi travesía comenzó unos meses
antes, en primavera de este año, un 26 de abril, aprovechando que mi hija estaba estudiando en Stuttgart,
Consejo
primordial nada más piséis pié en Munich:
Comprar billete de día entero o 3 días, Tageskarte, dependiendo de lo
largo de vuestra estancia (no hay dos días). Si sois un mínimo de dos personas
os compensa sacar el billete de grupo, Partner Tageskarte, valido hasta 5
personas, y dos niños entre 6 y 15 años valen como una persona adulta. El billete lo tenéis para el área centra,
pero si queréis utilizarlo para ver castillos y zonas alrededor de Munich
(recomendable) coger en vez de el “inner zone” o zona interior, el XXL, y a la vez os servirá para el
traslado desde/al aeropuerto por la duración del billete.
Nada más
pisar el pie en el aeropuerto cogimos un billete de 3 días XXL y el día 29 de
abril volvimos por la tarde al aeropuerto donde teníamos reservado un coche de
alquiler para hacer el resto de nuestra ruta.
Os preguntaréis porque otra vez vuelta al aeropuerto a coger el coche de
alquiler, pues sencillamente porque te ahorras bastante dinero si cuando
vuelves quieres dejar otra vez en el aeropuerto para coger el avión de
regreso.
El hotel Conrad-Hotel lo
escogí por estar muy cerca de la estación y por su buena relación calidad-precio,
y no defraudó: Servicio atento, habitaciones limpias y espaciosas y un buen
desayuno, no para tirar cohetes, pero “bastante bien”.
Al comienzo del día nos
dimos un paseo desde hotel hasta la Königplatz,
donde están las tres pinacotecas.
Visitamos al Alte Pinakothek (antigua pinacoteca), que alberga grandes
obras como Dürer, Rápale, Rembrandt y Rubens.
Después callejeamos
hasta llegar a la Karlsplatz (popularmente llamada Stachus) una
espléndida plaza. Allí empezaba la zona
peatonal en la “Karlstor” que nos llevaría a una amplia plaza – Marienplatz, con el
máginifico edifcio de Nuevo Ayuntamiento “Neues Rathaus” con su reloj. Este peculiar reloj consta de 43 campanas,
acompañadas de marionetas mecánicas que representan escenas históricas de
Munich, por lo que no te puedes perder sus sonados “en punto”: Justo enfrente, la impresionante construcción gótica: la Frauenkirche con sus dos torres y, al lado,
el notable edificio del antiguo Ayuntamiento. Si quieres tener unas de las
mejores vistas de Munich tendrás que subir las 300 escaleras de la torre de la iglesia
de Alten Peter (merece la pena).
Vistas desde la la torre de Alten Peter |
Al lado de
la Alten Peter detrás y bajando te encuentras por la plaza del mercado o Viktualienmarkt. Alli aparte de productos regionales y
delicatesen para llevarse a la boca, nos encontramos en una de sus calles
laterales con “El café Frischhut”.
Aparte del hornear el tradicional
Pan “Schamalznudel” (salado), una
especie de pan de levadura en forma de corazón trenzado caliente, que en la
zona de Babaría es también conocido
como”Auszogne”, elaboran bollería regional. Éramos tres por lo que cada uno se pidió una
cosa: Schmalznudel, Striezerl (como una
porra), Krapfen (parecido a una Berlinesa)
o Rohrnudeln (no sabría
describirlo, pero esta relleno). ¡Tanto nos gusto, que pensamos volver! Si
empiezas por este mercado, puedes continuar después por la el Schrannenhalle atravesando Jakobs-Platz
con la sinagoga, el Jüdischen Museum y el Stadtmuseum donde nos espera una joya del
barroco tardio Bávara , la pequeña: Asamkirche.
Vuelta al Ayuntamiento, nos dirigimos a la Odeonplatz, encontrándonos con la zona de “La Residencia”o “Residenz”, el anterior palacio real de los reyes de Baviera, es un
complejo de siete palacios a lo largo de siete patios.
A la vuelta del hotel, y cerca de este,
cenamos en un restaurante típico alemán
de barrio, donde degustamos buena comida alemana a precio muy asequible y mucho
mejor que cualquier restaurante turístico: Altmünchner Gesellnhaus.
Al día siguiente habíamos reservado una ruta en
bici con el Frankie’s Bike Tour a las 11.30 h, ya que si tienes esa posibilidad, no hay mejor medio para recorrer una ciudad.
El tour duraba unas 4 horas, con parada para comer. Empezamos dando una vuelta por las zonas más
importantes de Munich y a cada león que nos encontrábamos teníamos que rugir,
primero por que así nos lo pidió nuestro joven guía y segundo por ser el león uno
de los símbolos de la ciudad. Nos llevaron
a comer al Englischen Garten, un inmerso jardín en
cuyo centro se encuentra la Chinesischem Turm, en medio de una inmensa
plaza que tiene un Biergarten o gran terraza, donde la cerveza y la salchicha con chucrut
nos dejo todavía hambrientos.
Ya por la tarde, seguimos callejeando, cenando
al lado del hotel algo muy típico en
Alemania, que no alemán: un Kebab (lo mejores Kebabs que he probado han sido en
Alemania).
Al día siguiente pasamos la mañana, visitando el
Palacio de Nymphenburg, residencia de verano de la familia Wittelsbach, con su
palacio principal, sus magníficos
jardines y diversos palacios de ocio. Comimos un tentempié a la salida del palacio, volvimos al hotel a coger las maletas y nos dirigirnos al aeropuerto, donde nos esperaba la reserva
de nuestro coche alquilado, para llegar a cenar a Stuttgart.
Vistas a los jardines del Palacio de Nymphenburg |
Este parte merece una entrada especial, por lo que os dejo con el caramelo en la boca, con un “pronto continuara”. Mientras tanto os dejo planeando vuestra visita a Munich.