Playa del Guincho y mis chicas saltarinas |
Organice la ruta escasamente un mes antes de la salida, pero no hubiera
salido mejor si lo hubiera planificado mucho antes.
Poco más de tres horas por la carretera de Extremadura hasta que llegamos a Elvas en la zona de Alentejo, después de pasar cerca de Badajoz, ciudad
fortificada a solo 8 km. de la
frontera, donde comimos y deambulamos
por las callejuelas de esta blanca ciudad muy de merecer.
Nuestro alojamiento estaba 10 kms. antes de llegar a Evora: El
Convento de San Paulo en Redondo (Evora), sin duda el mejor hotel (4 estrellas) en el que hemos estado en Portugal en calidad y
precio (60 € habitación doble incluido desayuno). Este convento del siglo XII reformado,
rodeado de jardines y dos piscinas, en las que nos pegamos un buen baño (en las
dos), nos pareció precioso. Este hotel
museo transcurre entre pasillos decorados
de impresionantes azulejos de la época de Jose I que van a dar a las antiguas
celdas de los monjes, ahora habitaciones, por lo que no me extraña que digan que hay unos 56 mil azulejos.
Recorriendo pasillos nos topamos con la capilla del hotel convento |
Nuestra cena en el pueblo más cercano de Redondo nos dejo
increíblemente sorprendidos con sus fiesta das Ruas Floridas, al estar
todas sus calles engalanadas de millones de papeles multicolores y diferentes
temáticas. Desde fondos marinos, a
selvas tropicales, pasando por los Pitufos y por el mundo Disney, y presentándonos escenarios de otros países.
6 AGOSTO – EVORA-LISBOA
En la luminosa ciudad Evora deambulamos por sus calles
laberínticas, fuentes renacentistas, patios moriscos, Catedral Gótica,
miradores, …, todo ello finalmente guarnecido con un “Balcalhau à Brás en el Restaurante Dom Joaquim - con entrantes diversos, que en Portugal te los
ponen siempre, pero los pagas, así que si
no los queréis decir que se los lleven. Advierto que España es el único país de Europa donde
comemos sobre las 2, incluso pasadas las 3,
pero en Portugal se almuerza sobre la 1.
Como íbamos en coche y necesitábamos
parking gratuito, decidimos alojarnos no muy lejos de Lisboa pero a tiro de
piedra de los sitios más interesantes, y nuestra elección fue muy acertada: Hotel Lagoas
Park
Esa misma tarde decidimos irnos por la playa de Cascais y disfrutar de la
playa del Guincho, donde cenamos en un renombrado restaurante quizás demasiado caro, pero
con una estupenda carta de pescados.
7 y 8 AGOSTO – VISITA LISBOA
Aparcamos en la Estación de Belém, con doble intención,ver este precioso barrio y luego ir en transporte público al centro. De obligada visita el Monasterio de los Jerónimos y su iglesia y la Torre de Belém.
Las tres gracias en la Torre de Belém |
Aconsejo que os saquéis la Tarjeta 7
colinas para el transporte en Lisboa y sus alrededores, merece la pena.
Consejos para tu visita a Lisboa:
No cojas el tranvía turístico sino el
tranvía número 28, incluido en la tarjeta 7 colinas, en agosto muy a
tope, que hace un recorrido parecido - por los barrios de Chiado, Baixa, Alfama
y Graça. Puedes usar este tranvía para subir y bajar donde quieras en el recorrido por la
Lisboa antigua.
Después una comida ligera en una terraza de la preciosa plaza del Comercio,
nos acercamos a la Plaza Figueira donde cogimos el tranvía 28 que nos llevo a
las puertas del Castillo de San Jorgue, en el lugar denominado Largo das Portas
do Sol, con unas estupendas vistas a Lisboa y el Tajo, en cuyo pie se extienden
dos barrios antiguos y pintorescos: La Mouraria y La Alfama. Bajamos nuevamente desde el Castillo andando
por La Alfama, un antiguo barrio de pescadores en sus laberínticas calles
angostas y encantadoras y ruinosas casas que despiden un sabor autentico de
antaño.
Un paseo por el paseo marítimo de la
ciudad hasta llegar otra vez a la Plaza del Comercio, donde disfrutamos de unos
riquísimos helados sentados nuevamente en otra terraza.
Tres plazas de obligada visita muy cerca unas de otras: De la Plaza
Figueira sale la alegante calle peatonal Rua Augusta que, a través de un Arco
de Triunfo, adentra en la Plaza del Comercio.
Dos otras calles gremiales que cruzan la rua Augusta: La Rua Aurea y la
Rua da Prata.
Vuelta al hotel, aventurándonos más tarde en su playa en un restaurante con vistas con vistas a la Playa de Oerias, con mejor servicio que
comida.
Al día siguiente no paramos de subirnos y bajarnos del tranvía 28, y desde
la Plaza de Comercio con el 28 subimos al Mirador da Graça, con las mejores
vistas de la ciudad, en cuya zona después del refrigerio ya abierto el apetito, descubrimos un típico y
antiguo restaurante, donde decidimos parar a comer de menú. Bajada con el 28 al barrio por el barrio de Chiado y Baixas si
pararnos, continuando por el Barrio Alto, y
vuelta en el mismo 28: La mejor manera de ver Lisboa sin caminar.
Vistas de Lisboa del Mirador de Graca |
Después de una buena ducha en el hotel, una vuelta en coche por todo el
paseo marítimo desde Oerias por toda la playa de Estoril y Cascais.
En la villa costera de Cascais, zona de veraneo de aristocratas y
fortunas, disfrutamos de una agradable
cena italiana (apetecía pizza después de tanto pescado) con una brisa fresquita
en una de sus callejuelas centrales que
desembocan al mar.
9 AGOSTO – DE SINTRA AL MAR ATLÁNTICO
Sintra esta en la sierra de Lisboa cuyo entorno es un lugar mágico donde sus palacios
se camuflan en la naturaleza. Era un
sábado de agosto, por lo que os podéis imaginar lo concurrido de la zona, pero
aun así merece la pena. Visitamos el
Palacio de la Vila, en el pueblo, y después de callejear decidimos refrescarnos en uno de los muchos restaurantes que había menú (buena elección). Deseando una siesta, subimos al palacio de Pena (de obligada
visita), sueño del rey artista D Fernando de Saxe-Coburgo Gotha, y su parque de
amor y exotismo. Por el camino fuimos
divisando otros palacetes, pero muertos de calor y ya agotados, decidimos que
era hora de refrescarse con la brisa del Atlántico, por lo que nos fuimos al Cabo de la Roca, el punto más occidental del
continente europeo, con una panorámica increíble sobre el mar.
Vistas desde del Palacio de la Vila |
10 AGOSTO - LISBOA - RIA DE AVEIRO
No podíamos marcharnos de Lisboa sin antes visitar el Palacio Nacional de
Queluz, palacio barroco residencia real del siglo XVIII, con impresionantes
jardines.
De allí cogimos la autovía del litoral dirección norte deseando llegar a la
Pousada en Murtosa para disfrutar de los 3 merecidos días de descanso entre la ria y el
mar (cogimos un paquete de más de 3 noches, por lo que el precio no salio muy bien).
vistas desde la terraza de la Pousada |
Esta Pousada se encuentra en el istmo que une Murtosa a las playas de Säo
Jacinto, con un paisaje con vistas a la
ría de sorprendente belleza y muy poco turística. Un bañito a la piscina gozando de unas
mágnificas vistas de “moliceiros” (barquito pesquero típico de esta zona), gaviotas y otros pajaros, peces saltando, avisando nuevamente tierra al otro lado del
margen de Aveiro. Pasear por la costa de la ría por las mañanas con la bajada de la marea era un auténtico placer donde locales y curiosos rastreaban la arena en busca de navajas y marisco, llena por doquier de conchas.
barca típica "moliceiros" |
La ciudad de Aveiro, sin desmerecer, no merece la pena, pero el pueblecito
más cercano a la Pousada en pleno mar Atlántico, Torreira, tenía un peculiar encanto por su autenticidad
y sencillez, donde disfrutamos de sus playas agitadas en la que no nos pudimos
bañar por lo encrespado de su mar.
13 AGOSTO – AVEIRO - MADRID
Con pocas ganas volvimos a Madrid, solo haciendo una parada para comer algo, ya que al día
siguiente tocaba trabajar, dejando atrás un país en el que te sientes como en España, eso si hablando en portugués, pero con un poco de esfuerzo y colaboración nos entendíamos la mar de bien.
¡Me he quedado con ganas de más! ¡Quien sabe si este verano hago otra escapada a la zona Alentejo y sus famosas playas!
Consejos:
Alargar el viaje: A la ida, las playas de Alentejo son impresionantes. Subiendo después de Lisboa, la magnífica ciudad de Coimbra, y más al norte después de Aveiro esta Oporto, una de las ciudades más bonitas de Portugal, que
visitamos hace unos 9 años bajando de
Galicia. Pegada a la frontera, ya en España, al volver, tenemos otro precioso
pueblo, Ciudad Rodrigo con un parador en el que merece la pena tomarse un café solo por verlo.
El ferry desde Cais do Sodre a Cacilhas es la forma barata de conseguir unas estupendas vistas de Lisboa desde el Tajo. También es bonito como ferry nocturno y permite ver la ciudad antigua iluminada.
Otra vista aerea deslumbrante se consigue desde las almenas del Castillo de
San Jorge, en lo alto del barrio de Alfama, o desde el Mirador da Graça
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